Astronautas
No es el cansancio el que encorva las espaldas de los viejos al paso de los años. Han andado tanto por la vida que la Tierra, hambrienta --como siempre--, los detiene sobre de ella y ellos miran hacia abajo cada paso para desprender mejor las piernas de la voraz que los imanta... Y así andan los viejos por el mundo, con su andar pausado y lento de hombre a quienes les pesan los zapatos, como astronautas por la Luna, hasta que, vencidos, se dejan ingerir por la siempre hambrienta de nosotros.
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