jueves, 31 de diciembre de 2009

Solitario

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Desde ayer me entró la depresión. Ya antes había sentido algo parecido, pero nunca como ahora. Creí que sentirse así era un error genético. ¿Cómo iba a saberlo, incrustado en mi monotonía?
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Me hicieron creer que yo era como ellos, con la única diferencia de que a mí me tocaba estar en un satélite artificial, controlando la señal que gradúa la producción de oxígeno en el planeta.
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Ayer no quise saber nada de nadie, desconecté todos los circuitos y dejé de funcionar algunas horas… veinte… no más...
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¿Y qué pasó? Ahora sí en verdad estoy solo. Ellos han muerto y yo sigo aquí, en un lugar del espacio en pleno final del año 2310, incrustado con la simpleza de mi existencia de chip electrónico a un satélite que no sé si valga la pena seguir controlando.
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Tal vez sea mejor si vuelvo a desconectarme y dentro de un mileno no muy lejano, cuando no esté tan deprimido como ahora, mande la señal nuevamente y… si alguna vida ha logrado permanecer, tal vez… no lo sé… me considere Dios y, agradecido, busque la manera de mantenerse en comunicación conmigo, haciéndome sentir acompañado… tal vez…
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jueves, 3 de diciembre de 2009

Hay cosas que sin ti no valen…

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Ciudad interna, 3 de diciembre de 2009.
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Escribo para vos, aunque no me leas, y dejo textos para quienes buscan una parte de ti, como si trataran de hallar el principio del trazo en una firma con tal de imitarla o como si quisieran encontrar en la palabra un salvavidas al cual asirse para mantener consigo a flote tu recuerdo; escribo para vos, por si algún día vuelves a buscar tus pasos (dejo grafos como pétalos de cempasúchil, camino perenne de luz entre tu cosmos y el mío, que a fin de cuentas es el mismo, aunque pisamos en ángulo distinto); escribo para vos y para quienes en la memoria hurgan un segmento de momentos que dejaste en tu camino (yo también te busco e intento arrebatarle al tiempo tu ausencia tan presente en tu nombre y en la resonancia de instantes, lugares y palabras compartidos). Tu nombre se pronuncia con voces diferentes (Teddy di Nardo, Aarón Iván Luyando, Iván David García Fajardo…), pero el recuerdo y la manera de extrañarte son los mismos e igual de intensos: a veces viajas sobre parapente, con tus canas en melena larga, el broquel en tu oreja y los anillos de plata; a veces, joven, rasurada la cabeza y con figura delgada, sonríes dicaz con tu nariz larga y correspondes con sarcasmo a los fracasos; a veces te miro niño, sonríes, bailas, corres, brincas, incansable y miras con ternura, comprendiendo, incluso, lo que aún no sabes...

Reseñas de libros:

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