jueves, 10 de julio de 2008

In memoriam

Hay cosas que están en mi alma
y quedarán contigo
cuando me haya ido;
en todas acabo diciendo:
Cuánto te he querido.
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Hay cosas que escribo en la cama,
hay cosas que escribo en el aire;
hay cosas que siento tan mías,
que no son de nadie.
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Hay cosas que escribo contigo
y hay cosas que sin ti no valen;
hay cosas, hay cosas
que acaban llegando tan tarde.
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Carta urgente. Rosana Arbelo.
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Aarón, en sus propias palabras:

“Nació en 1984 de puro milagro porque se le pasó la hora por un mes, desde entonces llega tarde a sus compromisos. Fue buen estudiante hasta la primaria. Cineasta frustrado, terminó casualmente dedicándose a uno de sus mayores gustos: la escritura. Para instruirse en ello cursó el diplomado de Creación Literaria de la Escuela de Escritores de la SOGEM. Actualmente cursa la carrera de Creación Literaria en la UACM. Tras una invitación de Víctor Corrales a mediados de 2007 para participar en una exposición multidisciplinaria, crea un proyecto del que se deriva el colectivo literario In-mural”.
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En una de sus tradicionales recapitulaciones de año,
[2] de las que acostumbraba enviar a sus amigos y contactos por correo electrónico, y en las que no falta el toque humorístico (a veces sarcástico) que lo caracterizó, dejó dicho: “Soy feliz. Sé que es fugaz y puede cambiar mañana. Lo importante es que soy feliz en estos momentos. Me siento pleno.
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“[…] En lo poco que puedo hurgar de mi pasado, escasas cosas se comparan con las que ocurrieron este 2005. […] Este año mi corazón fue azotado como cuando adolescente. Caí y me levanté y volví a caer para levantarme nuevamente.
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“[En el aspecto escolar,] es difícil que las cosas sean como a los 15. Para ser sincero, no me parece que ninguna escuela vuelva a ser lo que fue la prepa. Sí, no niego que disfruté de la Escuela de Escritores. Me reencontré con una parte que había olvidado. Este año en particular, los dos semestres que lo conformaron, académicamente hablando, no me fueron tan entrañables como los anteriores. Aún así agradezco la introducción que tuve a la televisión y la novela. Produje en la materia de Cuento uno de mis trabajos predilectos aunque de los menos cercanos emocionalmente. María Elena me alentó a escribir algunos de mis mejores dramas en su clase. No podré dejar de maravillarme con Verónica Murguía. Me fascina, me embelesa. Abrió un mundo desconocido para mí y para el que estaba bloqueado. Soy ahora gustoso de la Literatura Infantil y aquella que encasillan como fantástica. Por otra parte, aunque todo apunte a que estoy negado para escribir poesía, logré tomarle cariño gracias a María de la Cruz Patiño. Habré de [reconocerle] el acercamiento al que me motivó. Hoy puedo decir que leo la Poesía con otros ojos y mi ser se ilumina con ella. Así mismo debo agradecer a Bernardo Ruiz el que no me haya reprobado. Quizá, después de todo, no soy tan malo para la novela. Ignoro por qué aprobó mi trabajo, pero sin él no podría presumir que soy egresado de la Escuela de Escritores de la SOGEM. Y es un gusto saber que no volveré en enero a un nuevo semestre, se estaba volviendo una obligación y no un gusto el asistir a clases.
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“[De mis mayores logros]: Dicen que he cambiado, no a todos les agradaron los cambios. Me es inevitable cambiar, soy un ser humano y es parte de mi proceso de maduración. Lo que sí puedo asegurar es que he trabajado en cambiar actitudes por las que me llamaron grosero, patán e hiriente.
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“En otro aspecto, estoy muy satisfecho con mi cuento La esperanza-Despeñadero que escribí a lo largo de la primera mitad del año y contentísimo con toda mi producción de teatro del 2005. Pero lo que más adentrado llevo en mi ser es un hombre y dos libros: La historia interminable y Las aventuras de Huckleberry Finn.
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“[…] Siempre hay un lado malo. Lo peor que sucedió este año es haber adquirido la adicción al internet y en específico al chat. Puede sonar ridículo, pero trajo consigo varios problemas entre los que puedo destacar la impuntualidad, el bajo rendimiento escolar, perderme de muchas citas y eventos de mi interés, el aumento en el recibo telefónico, desvelos y regaños. Me gusta siempre rescatar el lado positivo y creo que en él entra haber ganado varios cuates.
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“[…] No siempre soy muy expresivo. No estoy seguro de haberles dicho a las personas que son importantes en mi vida que las quiero. Espero y lo tengan presente. Se los recordaré con más frecuencia. Aún hay tiempo, si es que la muerte no viene por mí antes”.
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No obstante que en su última recapitulación, la de 2008,[3] enfatizaba su inconformidad por los sucesos del año pasado, mostraba su esperanza por la buena cara con que se le presentaba el 2008. “Parece traerme, decía, mejor suerte. Que así sea”.
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Que así sea, Aarón, querido “Goruco”, querido “Chipocludo” y más que eso: “Retechipocludo”
[4]
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Hay cosas que se lleva el tiempo
sabe Dios a dónde;
hay cosas que siguen ancladas
cuando el tiempo corre;
hay cosas que están en mi alma
y quedarán conmigo
cando me haya ido;
en todas acabo sabiendo:
Cuánto me has querido.
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Hay cosas que escribo en la cama,
hay cosas que escribo en el aire;
hay cosas que siento tan mías,
que no son de nadie.
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Hay cosas que escribo contigo
y hay cosas que sin ti no valen;
hay cosas, hay cosas
que acaban llegando tan tarde.
Hay cartas urgentes que llegan
cuando ya no hay nadie…
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Carta urgente. Rosana Arbelo.
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Aarón, en mis palabras:

Hace un mes se veía débil, pero con la fortaleza y el humor para dejarnos esperanzados en una pronta recuperación. Sin embargo, 15 días después, algún debilitamiento debió tener porque lo remitieron a cuidados intensivos. Todos cruzamos los dedos porque su fortaleza (emocional y espiritual) no le faltara para resistir otro poco... pero el destino es adverso en estos casos. El 10 de mayo nos dejó.
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Ahora, Aarón está bien, sé que es energía en el cosmos. Nos despedimos a tiempo. Estuve en vida con él y él conmigo cuando nos necesitamos. Cumplió su ciclo: vivió como quiso, amo cuanto pudo y su existencia alcanzó a SER, a desplegarse en vida hasta ser feliz y compartir esa luminosidad de alegría.
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Está en paz con la vida, puede partir y, extrañándolo quienes nos quedamos y lo recordaremos, le agradecemos por habernos dejado estar en su vida (y por haber estado en la nuestra).
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Reconozco que se fue joven y que le faltó mucho por vivir y aprender, pero presiento que tenía un límite ―más corto que el de nosotros― y estaba preparado para ello, incluso sin saberlo, o sin saberlo conscientemente.
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(Confieso que me duele su ausencia, pero quiero dejarlo ir para que no deje de ser energía. Suelto su cordón de plata, aún atado a mí, para que su espíritu se eleve a donde tenga que llegar…).
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Homenaje a Aarón Iván Luyando
(20/julio/1984-10/mayo/2008)
Lobby de la UACM, México, D. F.;
miércoles 4 de junio de 2008.


Ciudad interna, 9 de julio de 2008.
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Y porque sigo hablado contigo, en tu ausencia, y dialogándonos ―sin pulsar las teclas― al ver tu nombre, Aarón, en mis contactos del correo electrónico, del messenger y del celular (aún con tus mensajes)…
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Y porque al mirar para arriba en las ciudades, buscando cúpulas, “pienso en verde”,
[5] añorando las pláticas del Arqui Teddy (Francisco Di Nardo; Argentina 7/diciembre/1950-1/mayo/2008), volador de parapente, volador de la vida, amigo eterno radicado en mi eterno Norte apuntado al Sur…, amigo-íntimo por siempre de mi amiga-hermana Pepiò…
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Y porque no he de olvidarlos, Aarón y Teddy, como no olvido a otr@s (en espera de encontrarl@s sorpresivamente en las calles de mi Ciudad interna: Alberto Antonio Salgado Barrientos, Esvón Gamaliel…)…
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Y porque los he querido…, y porque hay cosas que sin ustedes no valen la pena…; mientras nos encontramos, acá les recuerdo… con mis palabras, con mis cartas...
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[1] Autobiografía para la exposición del proyecto In-mural.
[2] Correo electrónico: Mensaje: Recapitulación anual, fecha: 2005.
[3] Correo electrónico: Mensaje: Mi tradicional recuento anual, fecha: 2 de enero de 2008.
[4] Seudónimos de Aarón en el Messenger.
[5] Por nuestras promesas de reencontrarnos en Buenos Aires para compartir una Heineken, como la que nos hermanó en Palermo.

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