viernes, 26 de diciembre de 2008

Ética secular

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En estos días críticos para la estabilidad política (social y financiera) de México (y global), los periódicos se vuelven pasquines de notas rojas: con "cabezas" que hablan de descabezados y "balazos" que enumeran totales de muertos y heridos en balaceras, donde no faltan los rifles de asalto AR-15 o los fusiles AK-47; parece que cada nota nos ofrece nociones más precisas de armamentística y medicina forense, pero menos claridad respecto al estado de Derecho y a la gobernabilidad.

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En medio de las sanguinarias tragedias (de tinte shakesperiano) descritas en los periódicos, afortunadamente no faltan herramientas de entendimiento (al final, también, herramientas nemotécnicas para no olvidar lo que va pasando en el proceso histórico que nos compete), esto en los artículos de opinión y, de vez en cuando, en las editoriales.

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Extraídas de esas herramientas críticas, van estas pildoritas de sabiduría que bien valen como obsequio de Navidad (y, mejor aún, de postNavidad) o como valores a considerar en este cierre de año viejo y apertura del nuevo:

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  • "Sólo mediante la aceptación del otro es posible la construcción humana de lo propio".

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  • "Negar la humanidad de los otros es la Biblia de cualquier fanatismo".

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  • "Mientras que la ética brega por la justicia y por el ser humano, el fanatismo desconoce el valor del diálogo y el derecho a la vida de otras personas. Mientras que la primera es incluyente, el fanatismo se basa en la exclusión".

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  • "Encontrar las vías para aminorar las distancias hombre-hombre, mujer-mujer y mujer-hombre es lo que se requiere para que el fundamentalismo deje de crecer y sus voceros tengan menos argumentos para cargar sus plumas y sus armas contra quienes no comulgan con su ceguera".

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Si bien las citas de Arnoldo Kraus aquí enlistadas forman parte de su artículo "Contra el antisemitismo" (La Jornada, 24 de diciembre de 2008, p. 13) y, por tanto, su contexto de opinión es específico, no dejan de ser píldoras (o cápsulas de efecto prolongado) de sabiduría que debiesen pensarse e intentar practicarse en los distintos espacios de vida cotidiana; ésta sería una óptima manera de cambiar la trágica inseguridad en la que se mece, como una gorda sedentaria en su sillón favorito, la incertidumbre en que vivimos cada día... (y, a su vez, sería una forma de propiciar el cambio de color en las notas de diversos diarios...).

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¡Que el 2009 y los siguientes años
se forjen con la ética secular
de cada uno de nosotros!

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miércoles, 10 de diciembre de 2008

LUZ DE AÑO NUEVO

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Basándome en dos relatos, uno de Inés Arredondo y otro de Elisena Ménez Sánchez (colaboradora de este blog), hice el guión de cortometraje Luz de año nuevo que dejo aquí registrado, en el tránsito de un año más de vida que fluye por las colinas tibetanas.
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AÑO NUEVO
Inés Arredondo. Río Subterráneo.
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A la Vita
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Estaba sola. Al pasar, en una estación del metro de París vi que daban las doce de la noche. Era muy desgraciada; por otras cosas. Las lágrimas comenzaron a correr, silenciosas.
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Me miraba. Era un negro. Íbamos los dos colgados, frente a frente. Me miraba con ternura, queriéndome consolar. Extraños sin palabras. La mirada es lo más profundo que hay. Sostuvo sus ojos fijos en los míos hasta que las lágrimas se secaron. En la siguiente estación, bajó.
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METRO
Elisena Ménez Sánchez. Abre-vi-ando. Cuentos poéticos con final de luna.
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En dos andenes, solitarios en la madrugada: yo en el norte, él en el sur. Sin hablar, nos miramos…
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Al llegar su tren, aborda el último vagón que va al poniente; yo espero el que me llevará al oriente.
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Sin despedirnos, su rostro se aleja por el túnel hasta que pierdo su luz.
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LUZ DE AÑO NUEVO
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1. CALLES COLONIA ROMA/ EXTERIOR/ NOCHE
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Ciudad de México, Distrito Federal, en la colonia Roma a 20 cuadras de distancia del Metro Insurgentes. Las calles y banquetas están húmedas, encharcadas y saturadas de automóviles estacionados en los alrededores; los parabrisas de éstos tienen huellas de lluvia.
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Las luces festivas de la temporada decembrina, además del alumbrado público, incrementan el claroscuro de la zona, por momentos muy iluminada y colorida y, por otros, sombría y casi lúgubre.
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No hay nadie más que una delgada MUJER SOLITARIA caminando por la acera de esas calles en dirección a la estación del Metro. Su ropa, abrigo y pantalón negros, además de una bufanda rojiza y un par de mitones del mismo tono de la bufanda, son livianos para el frío invernal que, con viento cortante, se antepone al paso de la MUJER SOLITARIA, levantándole de vez en cuando las puntas bajas del abrigo o, en oleajes, su cabello suelto.
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Cuando, por el viento, el bailoteo de los cabellos descubre el rostro de la MUJER SOLITARIA, se percibe tristeza en ella.
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2. CALLES COLONIA ROMA/ EXTERIOR-INTEROR/ NOCHE.
El trayecto de la MUJER SOLITARIA, a paso uniforme y rápido, es acotado por el interior de algunas casas o departamentos, y el interior de restaurantes y bares abiertos en donde personas reunidas festejan juntos los últimos momentos del año que está por terminar. El interior acogedor, cálido y bien iluminado contrasta con el oscuro exterior de invierno agreste por donde sigue su camino la MUJER SOLITARIA.
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3. CALLES COLONIA ROMA/ EXTERIOR/ NOCHE.
La MUJER SOLITARIA se detiene ante un aparador de regalos.
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4. TIENDA DE REGALOS EN COLONIA ROMA/ INTERIOR/ NOCHE.
La variedad de muñecos, carritos, osos, cajitas y demás bisuterías no obstruye la presencia del reloj de pared al fondo del negocio, cuyo segundero en movimiento hace que las manecillas del reloj marquen las 23:40 horas.
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5. TIENDA DE REGALOS EN COLONIA ROMA/ INTERIOR-EXTERIOR/ NOCHE.
Desde la vidriera del aparador de regalos, la MUJER SOLITARIA compara la hora del reloj del negocio con la de su reloj de pulsera; ambos concuerdan en tiempo.
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6. CALLES COLONIA ROMA/ EXTERIOR/ NOCHE.
A su paso, la MUJER SOLITARIA se cruza con una pareja de HOMBRE y MUJER vestidos con ropas coloridas, brillantes y abrigadoras; ambos bajan de un automóvil y, después de darse un beso en los labios, entran al restaurante-bar más cercano. Ninguno de los dos nota la presencia de la MUJER SOLITARIA. Ella sigue caminando rápidamente. Entre sombras, esquiva los charcos.
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7. CALLES COLONIA ROMA/ EXTERIOR/ NOCHE.
Mientras cruza la calle desierta de vehículos en tránsito, la MUJER SOLITARIA mira hacia la ventana de una casa donde una familia comparte la cena de fin de año.
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8. CASA/ INTERIOR-EXTERIOR/ NOCHE.
En el antecomedor, donde hay una ventana que da a la calle y por la que se ve pasar a la MUJER SOLITARIA, la familia reunida comparte la cena de fin de año.
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9. CASA/ INTERIOR/ NOCHE
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Diez adultos, de entre 20 y 60 años, hombres y mujeres, entre bocado y brindis, platican en el antecomedor. En frente de los comensales, seis adultos más, de entre 30 y 40 años, hombre y mujeres, platican en la sala, con la televisión prendida y sin verla. Hay cinco niños que van y vienen, correteándose entre los muebles, y un par de adolescentes sentados en los escalones que llevan a un piso superior, ambos comparten los auriculares conectados a un iPod, desde el cual escuchan música.
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El ambiente es festivo, saturado de risas, ruido de televisión, gritos de los niños mientras corren y los que dan sus madres para controlarlos, además del sonoro trasiego de trastes y copas. En medio de ese baraúnda, destacan algunas palabras:
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MUJER ADULTA 1
¿Ya cada quién tiene su copa?, ¿no la vayan a perder, ya falta poco para el brindis?
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HOMBRE ADOLESCENTE
¿Más brindis, ma’? ¡Si mi tío Beto ya está bien servido...!
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MUJER ADULTA 2
Lo que pasa es que él anda festejando desde en la mañana en la oficina y hace rato en casa de su hermano, ¿no, Beto?
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HOMBRE ADULTO 1
¡Bendito Dios, sí!
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HOMBRE ADULTO 2
(Golpeando la copa con un cuchillo) ¡Atención, todos! ¿Ya oyeron el propósito de año nuevo de la abuela? Escuchen bien: ¡Se va a volver a casar!
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NIÑA
¡Ah… no abue… ya somos muchos! (Risas de todos los presentes).
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NIÑO
¡Sí, que se case la abuela! (Continúan las risas de todos).
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10. CALLES COLONIA ROMA/ EXTERIOR/ NOCHE
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La MUJER SOLITARIA sigue su andar, ahora tiene los ojos irritados, rojizos y sin lagrimear.
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11. ESTACIÓN METRO INSURGENTES/ EXTERIOR/ CERCA DE LA MEDIA NOCHE.
La MUJER SOLITARIA llega a la glorieta del Metro Insurgentes, entra a ella. Todos los negocios están cerrados. No hay ninguna persona caminando en los alrededores. Ella camina hacia la entrada de la estación.
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12. ESTACIÓN METRO INSURGENTES/ INTERIOR/ CERCA DE LA MEDIA NOCHE.
En un rincón de la entrada de la estación del Metro la MUJER SOLITARIA ve a una familia de indigentes que comparten, en comunión, un poco de pan y leche. Los ojos de ella están a punto de romper en llanto.
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13. ESTACIÓN METRO INSURGENTES/ INTERIOR/ CERCA DE LA MEDIA NOCHE
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La MUJER SOLITARIA pasa el torniquete de entrada. Sólo hay un policía que la saluda con una modesta inclinación de cabeza. Sigue caminando, baja las escaleras, en el descanso de éstas ve dormitar a un indigente con ropa roída.
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Al llegar al andén, infinitamente largo y solitario, después de resistir la salida de las lágrimas, no puede contenerse más y la MUJER SOLITARIA comienza a llorar; su rostro se deforma de tanto dolor.
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Camina hasta el área donde se estacionará el primero de los vagones al llegar el tren y se recarga en el muro.
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MUJER SOLITARIA
¡Maldita sea!
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.14. ESTACIÓN METRO INSURGENTES/ INTERIOR/ CERCA DE LA MEDIA NOCHE.
La MUJER SOLITARIA pone atención a unos pasos que se acercan por el andén opuesto.
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Se acerca tranquilamente, hasta quedar frente a ella, en el andén opuesto, un HOMBRE FORNIDO, alto, de tez oscura, con aspecto y rasgos de extranjero; viste una chamarra, guantes y bufanda muy gruesos.
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Llegan los dos trenes, el que va al oriente y el que va al poniente.
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15. ESTACIÓN METRO INSURGENTES/ INTERIOR/ MEDIA NOCHE.
Cada uno, la MUJER SOLITARIA y el HOMBRE FORNIDO, sube al respectivo tren de sus andenes.
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16. VAGONES DEL TREN/ INTERIOR/ MEDIA NOCHE.
La MUJER SOLITARIA y el HOMBRE FORNIDO, cada uno en su tren, quedan en vagones contiguos, uno frente a la otra; lo único que los separa es la puerta de cada vagón. Ambos se miran; de los ojos de ella siguen brotando algunas lágrimas que empiezan a ceder bajo el mirar profundo y consolador del HOMBRE FORNIDO. Ella deja de llorar.
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En los andenes, los relojes acaban de marcar las 24:00 horas.
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La MUJER SOLITARIA y el HOMBRE FORNIDO siguen mirándose. Las lágrimas de ella se han secado.
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17. VAGONES DEL TREN/ INTERIOR/ MEDIA NOCHE.
Al marcar el primer minuto del año nuevo, el tren en el que se encuentra la MUJER SOLITARIA comienza a avanzar.
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Poco a poco se distancian los trenes, los vagones y los cuerpos de los dos personajes; sin embargo, la MUJER SOLITARIA y el HOMBRE FORNIDO siguen aferrados una al otro con sus miradas.
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Cuando dejan de verse, ella se pega a la puerta para tratar de sostener el último hilo de mirada que queda pendiente en la luz de los vagones del tren que abordó el HOMBRE FORNIDO.
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El tren en el que ella viaja entra al túnel. En la distancia, pierde la luz del tren que ha quedado atrás. La MUJER SOLITARIA cierra sus ojos.
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MUJER SOLITARIA
¡Carajo… un año más…!
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18. VAGONES DEL TREN/ EXTERIOR-INTERIOR/ MEDIA NOCHE
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Desde el túnel, fuera del tren, el rostro de la MUJER SOLITARIA, con la frente recargada en la ventana de la puerta del vagón y los ojos cerrados, pasa tan rápido como el resto de los vagones.
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El tren se va alejando hasta desaparecer y dejar a oscuras el túnel subterráneo entre estaciones del Metro de la ciudad de México.
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FIN
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